1.- Tema: Conocimiento de Jesucristo
Actos de amor a Dios, acción de gracias por las bendiciones de Jesús.
Durante este período nos emplearemos en estudiar a Jesucristo. ¿Qué se tiene que estudiar de Jesucristo?
Primero:El Hombre- Dios, su gracia y gloria, después sus derechos en el dominio
soberano sobre nosotros; ya que, habiendo renunciado a Satanás y al mundo, tomamos a Jesucristo como Nuestro Señor.
Segundo: Su vida interior; las virtudes y los actos de su Sagrado Corazón; su asociación con maría y los misterios de la Anunciación y Encarnación. Durante su infancia y vida oculta en la fiesta de las bodas de Caná y en el Calvario…
2.- Oraciones que se rezaran desde el dia 27º al 33º inclusive.
– Letanía al Espíritu Santo
Señor, ten piedad (bis)
Cristo, ten piedad (bis)
Señor, ten piedad (bis)
Cristo, óyenos (bis)
Cristo, escúchanos (bis)
Dios Padre Celestial, Dios, Hijo, Redentor del mundo Dios, Espíritu Santo, Trinidad Santa, un solo Dios, Espíritu que procede del Padre y del Hijo, Espíritu del Señor, que al comienzo de la creación planeando sobre las aguas las fecundaste, Espíritu por inspiración del cual han hablado los profetas, Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas. Espíritu que das testimonio de Cristo. Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas. Espíritu que sobreviene a María. Espíritu del Señor que llena todo el orbe Espíritu de Dios que habita en nosotros Espíritu de sabiduría y de entendimiento Espíritu de consejo y de fortaleza Espíritu de ciencia y de piedad Espíritu de temor del Señor Espíritu de gracia y de misericordia Espíritu de fuerza, de dilección (amor reflexivo) y de sobriedad. Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de paz Espíritu de humildad y de castidad Espíritu de benignidad y de mansedumbre Espíritu de multiforme gracia Espíritu que escrutas los secretos de Dios Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos Inenarrables Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma Espíritu en el cual renacemos Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones Espíritu de adopción de los hijos de Dios Espíritu que en lenguas de fuego sobre los apóstoles apareciste Espíritu con el cual fueron los apóstoles Henchidos Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieresSednos propicio, Sednos propicio, De todo mal, De todo pecado, De tentaciones e insidias del demonio. De la presunción y desesperación. De la resistencia a la verdad conocida. De la obstinación y de la impenitencia. De la impureza de la mente y del cuerpo. Del espíritu de fornicación. De todo espíritu del mal.Por Tu eterna procesión del Padre y del Hijo. Por Tu descenso sobre Cristo en el Jordán Por Tu advenimiento sobre los discípulos. En el día del juicio, nosotros pecadores. Para que así como vivimos del Espíritu, obremos también por El. Para que reacordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos. Para que viviendo según el Espíritu, no cumplamos los deseos de la carne. A fin de que por el Espíritu mortifiquemos las obras de la carne. Para que no te contristemos a Ti, Espíritu Santo de Dios. Para que seamos solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Para que no creamos a todo espíritu. Para que probemos a los espíritus si son de Dios. Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud. Para que nos confirmes por tu Espíritu Soberano. Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo, Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo, Cordero de Dios, que quitas el pecado del Mundo, | Ten misericordia de nosotros. Ten misericordia de nosotros. Ten misericordia de nosotros. Ten misericordia de nosotros. Ilumínanos y santifícanos. . . Ilumínanos y santifícanos. Ilumínanos y santifícanos. . Ilumínanos y santifícanos. Ilumínanos y santifícanos. . Ilumínanos y santifícanos. Ilumínanos y santifícanos. Ilumínanos y santifícanos. Ilumínanos y santifícanos. Ilumínanos y santifícanos. Ilumínanos y santifícanos. Ilumínanos y santifícanos. Ilumínanos y santifícanos. Ilumínanos y santifícanos. . Ilumínanos y santifícanos. Ilumínanos y santifícanos. Ilumínanos y santifícanos. Ilumínanos y santifícanos. Ilumínanos y santifícanos. Ilumínanos y santifícanos. . Ilumínanos y santifícanos. . Ilumínanos y santifícanos. Ilumínanos y santifícanos. . Ilumínanos y santifícanos. Ilumínanos y santifícanos. . Ilumínanos y santifícanos. . Ilumínanos y santifícanos. . Ilumínanos y santifícanos.Perdónanos, Señor. Escúchanos, Señor. Líbranos, Señor Líbranos, Señor Líbranos, Señor Líbranos, Señor Líbranos, Señor Líbranos, Señor Líbranos, Señor Líbranos, Señor Líbranos, Señor Te rogamos óyenos. Te rogamos óyenos. Te rogamos óyenos. Te rogamos óyenos. . Te rogamos óyenos. . Te rogamos óyenos. . Te rogamos óyenos. . Te rogamos óyenos. . Te rogamos óyenos. . Te rogamos óyenos. Te rogamos óyenos. . Te rogamos óyenos. . Te rogamos óyenos. . Te rogamos óyenos. . Perdónanos, Señor. Escúchanos, Señor. Ten piedad de nosotros. |
Asístanos, te pedimos Señor, la virtud del Espíritu Santo, que purifique clemente nuestros corazones y nos preserve de todo mal. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amen.
Ave Maris Stella
Salve, estrella del mar, Madre, que diste a luz a Dios,
Quedando perpetuamente Virgen, feliz puerta del cielo,
Pues recibiste aquel Ave, de labios de Gabriel,
ciméntanos en la paz, trocando el nombre a Eva.
Suelta las prisiones a los reos, da lumbre a los ciegos,
ahuyenta nuestros males, recábanos todos los bienes,
Muestra que eres Madre, reciba por tu mediación nuestras plegarias,
el que nacido por nosotros, se dignó ser tuyo.
Virgen singular, sobre todos suave,
Haz que libres de culpas, seamos suaves y castos.
Danos una vida pura, prepara una senda segura,
Para que, viendo a Jesús, eternamente nos gocemos.
Gloria sea a Dios Padre, loor a Cristo altísimo
y al Espíritu Santo: a los tres un solo honor. Amén.
Letania del Santo Nombre de Jesús
Señor, Ten piedad de nosotros
Cristo, Ten piedad de nosotros
Señor, Ten piedad de nosotros
Jesús, Oyenos
Jesús, Escúchanos.
Dios, Padre celestial Dios, Hijo, redentor del mundo, Dios, Espíritu Santo, Dios santo, trino y uno, Jesús, Hijo de Dios vivo, Jesús, resplandor del Padre, Jesús, candor de la luz eterna, Jesús, rey de la gloria, Jesús, sol de justicia, Jesús, Hijo de la Virgen María, Jesús, amable, Jesús, admirable, Jesús, Dios fuerte, Jesús, Padre del siglo futuro, Jesús, ángel del gran consejo, Jesús, poderosísimo, Jesús, obedientísimo, Jesús, manso y humilde de corazón, Jesús, amador de la castidad, Jesús, amador nuestro, Jesús, Dios de paz, Jesús, autor de la vida, Jesús, modelo de virtudes, Jesús, celador de las almas, Jesús, Dios nuestro, Jesús, refugio nuestro, Jesús, padre de los pobres, Jesús, tesoro de los fieles, Jesús, buen pastor, Jesús, luz verdadera, Jesús, sabiduría eterna, Jesús, bondad infinita, Jesús, camino y vida nuestra, Jesús, gozo de los ángeles, Jesús, rey de los patriarcas, Jesús, maestro de los apóstoles, Jesús, doctor de los evangelistas, Jesús, fortaleza de los mártires, Jesús, luz de los confesores, Jesús, pureza de las vírgenes, Jesús, corona de todos los santos,Sednos propicio, Sednos propicio,De todo mal, De todo pecado, De tu ira, De las asechanzas del demonio, Del espíritu de fornicación, De la muerte eterna, Del desprecio de tus inspiraciones, Por el misterio de tu santa encarnación, Por tu nacimiento, Por tu infancia, Por tu vida divina, Por tus trabajos, Por tu Pasión y gloria, Por tu cruz y desamparo, Por tus sufrimientos, Por tu muerte y sepultura, Por tu resurrección, Por tu ascensión, Por tu institución de la santísima Eucaristía, Por tus gozos, Por tu gloria, | Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros, Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotros Ten piedad de nosotrosPerdónanos, Jesús Escúchanos, JesúsLíbranos, Jesús Líbranos, Jesús Líbranos, Jesús Líbranos, Jesús Líbranos, Jesús Líbranos, Jesús Líbranos, Jesús Líbranos, Jesús Líbranos, Jesús Líbranos, Jesús Líbranos, Jesús Líbranos, Jesús Líbranos, Jesús Líbranos, Jesús Líbranos, Jesús Líbranos, Jesús Líbranos, Jesús Líbranos, Jesús . Líbranos, Jesús Líbranos, Jesús Líbranos, Jesús |
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Jesús, perdónanos
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Jesús, escúchanos.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Jesús, ten piedad de nosotros
Jesús, óyenos.
Jesús, escúchanos.
Bendito sea el nombre del Señor.
Ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Oración:
Señor Jesucristo, que dijiste: Pedid y recibiréis, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; te suplicamos derrames sobre nosotros la ternura de tu divino amor, a fin de que amándote de todo corazón, con palabra y con obras, nunca cesemos de alabarte. Haz, Señor, que temamos y amemos también perpetuamente tu santo nombre, porque jamás abandona tu providencia a los que proteges con la fortaleza de tu amor. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Oración de Luis M. Grignion de Montfort a Jesucristo
Dejadme, Amabilísimo Jesús mío, que dirija a Vos, para atestiguaros mi reconocimiento por la merced que me habéis hecho con la devoción de la esclavitud, dándome a vuestra Santísima Madre para que sea Ella mi abogada delante de vuestra Majestad, y en mi grandísima miseria mi universal suplemento. ¡Ay, Señor! Tan miserable soy, que sin esta buena Madre, infaliblemente me hubiera perdido. Sí, que a mí me hace falta María, delante de Vos y en todas partes; me hace falta ara calmar vuestra justa cólera, pues tanto os he ofendido y todos los días os ofendo; me hace falta para detener los eternos y merecidos castigos con que vuestra justicia me amenaza, para pediros, para acercarme a Vos y para daros gusto; me hace falta para salvar mi alma y la de otros; me hace falta, en una palabra, para hacer siempre vuestra voluntad, buscar en todo vuestra mayor gloria.
¡Ah, si pudiera yo publicar por todo el universo esta misericordia que habéis tenido conmigo! ¡Si pudiera hacer que conociera todo el mundo que si no fuera por María estaría yo condenado! ¡Si yo pudiera dignamente daros las gracias por tan grande beneficio! María está en mí. Haec facta est mihi. ¡Oh, qué tesoro! ¡Oh, qué consuelo! Y, de ahora en adelante, ¿no seré todo para Ella? ¡Oh, qué ingratitud! Antes la muerte. Salvador mío queridísimo, que permitáis tal desgracia, que mejor quiero morir que vivir sin ser todo de María. Mil y mil veces, como San Juan Evangelista al pie de la cruz, la he tomado en vez de todas mis cosas. ¡Cuántas veces me he entregado a Ella! Pero si todavía no he hecho esta entrega a vuestro gusto, la hago ahora, mi Jesús querido, como vos queréis la haga. Y si en mi alma o en mi cuerpo veis alguna cosa que no pertenezca a esta Princesa augusta, arrancadla, os ruego arrojadla lejos de mí; que no siendo de María, indigna es de Vos.
¡Oh, Espíritu Santo! Concededme todas las gracias, plantad, regad y cultivad en mi alma el árbol de la vida verdadero, que es la amabilísima María, para que crezca y florezca y dé con abundancia el fruto de vida. ¡Oh, Espíritu Santo! Dadme mucha devoción y mucha afición a María; que me apoye mucho en su seno maternal, y recurra de continuo a su misericordia, para que en ella forméis dentro de mí a Jesucristo, al natural, crecido y vigoroso hasta la plenitud de su edad perfecta. Amén.
Oh, Jesús, que vives en María
Ven, ¡Oh, Jesús!, que vives en María; ven a vivir y reinar en nosotros, que tu vida se exprese en nuestra vida para vivir tan sólo para Ti.
Forja en nuestra alma, ¡Oh, Cristo!, tus virtudes, tu Espíritu divino y santidad, tus máximas perfectas y tus normas y el ardor de tu eterna caridad.
Danos parte, Señor, en tus misterios para que te podamos imitar; tú que eres Luz de Luz, danos tus luces, y en pos de Ti podremos caminar.
Reina, Cristo, en nosotros por tu Madre, sobre el demonio y la naturaleza, en virtud de tu nombre soberano, para la gloria del Padre celestial. Amén.
– Días: 27º 28º 29º 30º 31º 32º 33º
Cristo, nuestro fin último. Jesucristo Nuestro Señor, verdadero Dios y verdadero hombre, debe ser el fin último de nuestras devociones; a no ser así, serían falsas y engañosas. Jesucristo es el alfa y el omega, el comienzo y fin de todas las cosas.
No trabajamos, como dice el Apóstol, más que por hacer perfecto a todo hombre en Jesucristo, porque sólo en El reside toda plenitud de la Divinidad y todas las demás plenitudes de gracia, de virtudes y de perfecciones; porque sólo en El estamos bendecidos con toda bendición espiritual; porque El es el único Maestro que debe enseñarnos, es nuestro único Señor de quien debemos depender, nuestro único Jefe a quien debemos pertenecer, nuestro único Modelo a que debemos conformarnos, nuestro único Médico que nos debe sanar, nuestro único Pastor que debe alimentarnos, nuestro único Camino por donde debemos andar, nuestra única Verdad que debemos creer, nuestra única Vida que debe vivificarnos, y nuestro único Todo en todas las cosas que debe bastarnos.
No se ha pronunciado bajo el cielo otro nombre que el de Jesús por el cual debamos ser salvos. Dios no ha puesto otro fundamento de nuestra salvación, de nuestra perfección y de nuestra gloria, más que a Jesucristo; todo edificio que no está construido sobre esta piedra firme, está levantado sobre movediza arena, y más o menos tarde caerá infaliblemente.
Con Jesucristo y en Jesucristo lo podemos todo: podemos dar toda honra y gloria al Padre en unidad del Espíritu Santo, hacernos perfectos y ser para el prójimo buen olor de vida eterna.
Si, pues, nos entregamos a la hermosa devoción hacia la Virgen Santísima, es sólo para establecer más perfectamente el amor de Jesucristo, y de hallar un medio fácil y seguro de hallar a Jesucristo.
Como ya lo he demostrado, y aún demostraré más adelante, pues esta devoción nos es necesaria para hallar a Jesucristo perfectamente, para amarle tiernamente y para servirle fielmente.
Letanía del Espíritu Santo
Ave, Maris Stella
Letanía del Santo Nombre de Jesús
Oración de Montfort a Jesucristo
Oh, Jesús, que vives en María
– Día 28º
Leer: San Mateo, capítulo 26, versículos 1-2; 26-29; 36-46.
Letanía del Espíritu Santo (Sólo para devoción privada).
Ave, Maris Stella
Letanía del Santo Nombre de Jesús
Oración de Montfort a Jesucristo
Oh, Jesús, que vives en María
– Día 29º
De la imitación de Cristo y desprecio de todas las vanidades del mundo.
Quien me sigue no anda en tinieblas, dice el Señor. Estas palabras son de Cristo, con las cuales nos amonesta que imitemos su vida y costumbres, si queremos verdaderamente ser alumbrados y libres de toda la ceguedad del corazón. Sea, pues, nuestro estudio pensar en la vida de Jesucristo. La doctrina de Cristo excede a la de todos los Santos, y el que tuviese espíritu hallará en ella maná escondido. Mas acaece que muchos, aunque a, menudo oigan el Evangelio, gustan poco de él, porque no tienen el espíritu de Cristo.
Conviéneles que procuren conformar con El toda su vida. ¿Qué te aprovecha disputar altas cosas de la Trinidad, si careces de humildad, por donde desagradas a la Trinidad? Por cierto, las palabras subidas no hacen santo ni justo; mas la virtuosa vida hace al hombre amable a Dios. Más deseo sentir la contrición que saber definirla. Si supieses toda. 1a Biblia. a la letra y los dichos de todos los filósofos, ¿qué te aprovecharía todo sin caridad y gracia de Dios? Vanidad de vanidades y todo vanidad, sino amar y servir solamente a Dios. Suma sabiduría es, por el desprecio del mundo, ir a los reinos celestiales.
Letanía del Espíritu Santo (Sólo para devoción privada).
Ave, Maris Stella
Letanía del Santo Nombre de Jesús
Oración
Oración de Montfort a Jesucristo
Oh, Jesús, que vives en María
– Día 30º
Leer: San Mateo, capítulo 27, versículos 36-44.
Del Camino Real de la Santa Cruz Esta palabra parece dura a muchos: Niégate a ti mismo, toma tu cruz, y sigue a Jesús. Pero mucho más duro será oír aquella postrera palabra: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno. Pues los que ahora oyen y siguen de buena voluntad la palabra de la cruz, no temerán entonces oír la palabra de la eterna condenación.
Esta señal de la cruz estará en el cielo, cuando el Señor vendrá a juzgar. Entonces todos los siervos de la cruz, que se conformaron en la vida con el crucificado, se llegarán a Cristo juez con gran confianza. Pues que así es, ¿por qué temes tomar la cruz, por la cual se va al reino? En la cruz está la salud, en la cruz la vida, en la cruz está la defensa de los enemigos, en la cruz está la infusión de la suavidad soberana, en la cruz está la fortaleza del corazón, en la cruz está el gozo del espíritu, en la cruz está la suma virtud, en la cruz está la perfección de la santidad.
No está la salud del alma, ni la esperanza de la vida eterna, sino en la cruz. Toma, pues, tu cruz, y sigue a Jesús, e irás a la vida eterna. El vino primero, y llevó su cruz y murió en la cruz por ti; porque tú también la lleves, y desees morir en ella. Porque si mueres juntamente con El, vivirás con El. Y si fueres compañero de la pena, lo serás también de la gloria.
Letanía del Espíritu Santo
Ave, Maris Stella
Letanía del Santo Nombre de Jesús
Oración de Montfort a Jesucristo
Oh, Jesús, que vives en María
– Día 31º
De la Bondad y Caridad de Dios, que se manifiesta en el Santísimo Sacramento a los hombres Señor, confiando en tu bondad y gran misericordia, vengo yo enfermo, al médico: hambriento y sediento, a la Fuente de la vida; pobre, al rey del cielo; siervo, al Señor; criatura, al Criador; desconsolado, a mi piadoso consolador.
Mas ¿de dónde a mí tanto bien, que Tú vengas a mí? ¿Quién soy yo para que te me des a Ti mismo? ¿Cómo se atreve el pecador a comparecer delante de Ti? Y Tú ¿cómo te dignas de venir al pecador? Tú conoces a tu siervo, y sabes que ningún bien tiene por donde pueda merecer que Tú le hagas este beneficio. Yo te confieso, pues, mi vileza, reconozco tu verdad, alabo tu piedad, y te doy gracias por tu extremada caridad.
Los que toman esta santa esclavitud profesarán devoción singular al gran misterio de la Encarnación del Verbo, el 25 de marzo, que es el misterio propio de esta devoción que ha sido inspirada por el Espíritu Santo: primero, para honrar e imitar la dependencia inefable que Dios Hijo ha querido tener respecto de María, para la gloria de Dios su Padre y para nuestra salvación, la cual dependencia se muestra particularmente en este misterio en que Jesús aparece cautivo y esclavo en el seno de la divina María, en donde depende totalmente de Ella para todas las cosas. Segundo, para dar gracias a Dios por los favores incomparables que ha concedido a María y particularmente el de haberla escogido por su dignísima Madre, elección que ha sido hecha en este misterio.
Tales son los dos principales fines de la esclavitud de Jesús en María. Como vivimos en un siglo orgulloso, en que hay un gran número de sabios hinchados, espíritus fuertes y críticos que encuentran defectuosas las prácticas de piedad mejor fundadas y más sólidas, vale más, para no darles ocasión de crítica sin necesidad, decir la esclavitud de Jesús en María, y llamarse el esclavo de Jesucristo, que es esclavo de María, tomando la denominación de esta devoción más bien de su fin último, que es Jesucristo, que el camino y medio para llegar a este fin, que es María, por más que una y otra se pueden, a la verdad, usar sin escrúpulo. Otra razón es, que el principal misterio que en esta devoción se celebra y se honra es el misterio de la Encarnación, en el cual no se puede ver a Jesucristo sino en maría y encarnado en su seno, es más a propósito decir la esclavitud de Jesús en María, según aquella hermosa plegaria de tan grandes almas: Oh Jesús que vives en María, ven vivir y reinar en nosotros …etc.
Los que adopten esta esclavitud dirán con gran devoción el Ave María o la salutación angélica, cuyo precio, mérito, excelencia y necesidad, pocos cristianos, aun los más ilustrados, conocen. Ha sido preciso que la Santísima Virgen se haya aparecido muchas veces a grandes santos muy esclavos suyos para mostrarles tan gran mérito.
Letanía del Espíritu Santo
Ave, Maris Stella
Letanía del Santo Nombre de Jesús
Oración de Montfort a Jesucristo
Oh, Jesús, que vives en María
– Día 32º
Del amor de Jesús sobre todas las cosas.
Bienaventurado el que conoce lo que es amar a Jesús, y despreciarse a sí mismo por Jesús. Conviene dejar un amado por otro amado, porque Jesús quiere ser amado sobre todas las cosas. El amor de la criatura es engañoso y mudable, el amor de Jesús es fiel y durable. El que se llega a la criatura, caerá con lo caedizo; el que abraza a Jesús, afirmará en El para siempre. Ama a Jesús y tenle por amigo, que aunque todos te desamparen, El no te desamparará ni te dejará perecer en el fin.
Tu amado es de tal condición, que no quiere consigo admitir a otro, mas El solo quiere tener tu corazón, y como rey sentarse en su propia silla. Si tú supieras bien desocuparte de toda criatura, Jesús morará de buena gana contigo.
He aquí algunas prácticas interiores muy propias para los que el Espíritu Santo llama a una alta perfección, que, en cuatro palabras, se reducen a ejecutar todas las acciones por María, con María, en María y para María, a fin de practicarlas más perfectamente por Jesús, con Jesús, en Jesús y para Jesús.
Es menester ejecutar las acciones por María, es decir, es menester obedecer en todo a la Santísima Virgen y conducirse en todo por su espíritu, que es el espíritu de Dios. Los que son guiados por El, son hijos de Dios. Los que son guiados por el espíritu de María, son hijos de María, y por consiguiente hijos de Dios, y entre tantos devotos de la Santísima Virgen, no hay más verdaderos y fieles devotos que los que se conducen por su espíritu. Porque el espíritu de María es el espíritu de Dios, ya que Ella no se guió jamás por su propio espíritu.
Qué dichosa es un alma cuando está del todo poseída y gobernada por el espíritu de María, que es un espíritu suave y fuerte, celoso y prudente, humilde e intrépido, puro y fecundo.
Es necesario hacer todas nuestras obras con María; es decir: que debemos en nuestras acciones mirar a María como modelo acabado de toda virtud y perfección que el Espíritu Santo ha formado en una pura criatura, para que lo imitemos, según nuestra capacidad. Es menester, pues, que en cada acción miremos cómo María la ha hecho o la haría si estuviera en nuestro lugar. Para esto debemos examinar y meditar las grandes virtudes que Ella practicó durante su vida, particularmente: primero su fe viva, por la cual creyó sin titubear la palabra del ángel, y creyó fiel y constantemente hasta el pie de la cruz; segundo, su humildad profunda, que la ha hecho ocultarse, callarse, someterse a todo y colocarse siempre la última.
Letanía del Espíritu Santo
Ave, Maris Stella
Letanía del Santo Nombre de Jesús
Oración de Montfort a Jesucristo
Oh, Jesús, que vives en María
– Día 33º
El cuerpo se Cristo y la Sagrada Escritura son muy necesarios al alma fiel.
¡Oh dulcísimo Señor Jesús! ¡Cuánta es la dulzura del alma devota, que se regala contigo en el banquete, donde se le presenta otro manjar que a su único amado, apetecible sobre todos los deseos de su corazón!
Sería ciertamente muy dulce para mí derramar en Tu presencia copia de lágrimas afectuosas, y regar con ellas tus pies, como la piadosa Magdalena. Mas, ¿Dónde está ahora esta devoción? ¿ Dónde el copioso derramamiento de lágrimas devotas?
Por cierto, en Tu presencia, y en la de tus santos ángeles, todo mi corazón debiera encenderse y llorar de gozo. Porque en el Sacramento te tengo verdaderamente presente, aunque encubierto bajo otra especie. Porque el mirarte en tu propia y divina claridad no podrían mis ojos resistirlo, ni el mundo entero subsistiría ante el resplandor de la gloria de Tu majestad. Tienes, pues, consideración a mi debilidad cuando te ocultas bajo de este Sacramento.
Es menester practicar estas acciones en María. La Santísima Virgen es el verdadero paraíso terrenal del nuevo Adán, del cual el antiguo paraíso terrestre era sólo figura. Hay, pues, en este paraíso terrenal riquezas, bellezas, singularidades y dulzuras inexplicables que el nuevo Adán, Jesucristo, dejó en él. En este paraíso tuvo El sus complacencias durante nueve meses, obró sus maravillas y ostentó sus riquezas con la magnificencia de Dios. En este paraíso terrestre es donde verdaderamente está el árbol de la vida, que es Jesucristo, fruto de la vida eterna; el árbol de la ciencia del bien y del mal que ha dado la luz al mundo. Hay en este lugar divino árboles plantados por la mano de Dios y rociados con su divina gracia, que han producido y todos los días dan frutos de un sabor exquisito. Solamente el Espíritu Santo puede hacer conocer la verdad escondida bajo las figuras de las cosas materiales.
El Espíritu Santo, por boca de los Santos Padres, llama también a la Santísima Virgen, la puerta oriental por la cual el gran sacerdote Jesucristo entró en el mundo; por ella entró la primera vez y por ella vendrá la segunda.
Por último, es necesario hacer todas nuestras acciones para María. No que la tomemos como el último fin de nuestras acciones, que es sólo Jesucristo, sino por nuestro fin próximo, nuestro misterioso medio y manera segura para ir a El.
Es necesario emprender y hacer grandes cosas para esta augusta soberana, apoyados en su protección. Es necesario defender sus privilegios, cuando se le disputan, es necesario sostener su gloria, cuando se la ataca; llevar todo el mundo, si se puede, a su servicio y a esta sólida y verdadera devoción.
Es necesario no pretender de ella, como recompensa de estos pequeños servicios, más que el honor de pertenecer a una tan amable Princesa y la felicidad de estar por Ella unidos a Jesús Hijo en el tiempo y en la eternidad.
Letanía del Espíritu Santo Ave, Maris Stella
Letanía del Santo Nombre de Jesús
Oración de Montfort a Jesucristo
Oh, Jesús, que vives en María
CÓMO HACER LA CONSAGRACION
Al fin de las tres semanas se confesará y comulgará con la intención de entregarse a Jesucristo en calidad de esclavo de amor, por medio de María, y después de la Comunión recitará la fórmula de consagración, que convendrá escribirla o hacerla escribir, si no está impresa, y firmar el mismo día que la haga. Bueno será que en ese día se pague algún tributo a Jesucristo y a la Virgen, ya por vía de penitencia de la infidelidad a los votos del bautismo, ya para protestar de la completa dependencia del dominio de Jesús y de María. Este tributo será según la devoción y la capacidad de cada cual, como ayuno, una mortificación, una limosna; aun cuando no se diera más que un alfiler, es bastante para Jesús, que sólo atiende a la buena voluntad. Todos los años, el mismo día se renovará la misma consagración, observando estas prácticas durante tres semanas.
FORMULA DE CONSAGRACION A JESUCRISTO POR MEDIO DE MARÍA
¡Oh Sabiduría eterna y encarnada! ¡Oh amable y adorable Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, Hijo único del Padre Eterno y de María, siempre virgen! Os adoro profundamente en el seno y en los esplendores de vuestro Padre, durante la eternidad, y en el seno virginal de María, vuestra dignísima Madre, en el tiempo de vuestra Encarnación..
Os alabo y glorifico porque os habéis sometido a María, vuestra Santa Madre, en todo, a fin de hacerme por Ella vuestro fiel esclavo. Pero ¡ay! Ingrato e infiel como soy, no he cumplido mis deberes, no he cumplido los votos y promesas que tan solemnemente hice en el bautismo, no he merecido ser llamado vuestro hijo ni vuestro esclavo; y como nada hay en mí que no merezca vuestra repulsa y vuestra cólera, no me atrevo a acercarme por mí mismo a vuestra Santísima y augusta Majestad.
Por esto he recurrido a la intercesión de vuestra Santísima Madre, que Vos me habéis dado como mediadora ante vos, y por este medio espero obtener de Vos la contrición y el perdón de mis pecados, la adquisición y la conservación de la Sabiduría.
Os saludo, ¡oh María Inmaculada!, tabernáculo viviente de la divinidad, en donde la Sabiduría eterna escondida quiere ser adorada por los ángeles y los hombres; os saludo, ¡oh Reina del cielo y de la tierra!, a cuyo imperio está sometido todo lo que hay debajo de Dios. Os saludo, ¡oh refugio seguro de los pecadores!, cuya misericordia no falta a nadie; escuchad los deseos que tengo de la divina Sabiduría y recibid para ello los votos y las ofrendas que mi bajeza os presenta.
Yo, N…, pecador (a) infiel, renuevo y ratifico hoy en vuestras manos los votos de mi Bautismo. Renuncio para siempre a Satanás, a sus pompas y a sus obras, y me entrego enteramente a Jesucristo, Sabiduría encarnada, para llevar mi cruz tras El, todos los días de mi vida; y a fin de que sea más fiel de lo que he sido hasta ahora, os escojo hoy, ¡oh, María!, en presencia de toda la corte celestial, por mi Madre y Señora. Os entrego y consagro, en calidad de esclavo, mi cuerpo y mi alma, mis bienes interiores y exteriores, y aun el valor de mis buenas acciones pasadas, presentes y futuras, otorgándoos entero y pleno derecho de mí y de todo lo que me pertenece, sin excepción, a vuestro agrado, a la mayor gloria de Dios, en el tiempo y la eternidad.
Recibid, ¡oh virgen benignísima!, esta pequeña ofrenda de mi esclavitud, en honor y unión de la sumisión que la Sabiduría encarnada quiso observar para con vuestra Maternidad, en homenaje del poder que ambos tenéis sobre este pequeño gusano y miserable pecador, en acción de gracias por los privilegios con que os dotó la Santísima Trinidad. Protesto que en adelante quiero, como verdadero esclavo vuestro, procurar vuestra honra y obedeceros en todo.
¡Oh Madre admirable! Presentadme a vuestro Hijo en calidad de eterno esclavo, a fin de que, pues me rescató por Vos, me reciba de vuestras manos.
¡Oh Madre de misericordia!, concededme la gracia de alcanzar la verdadera sabiduría de Dios, y de colocarme, por tanto, entre los que Vos amáis, enseñáis, guiáis, alimentáis y protegéis como a vuestros hijos y esclavos. ¡Oh Virgen fiel! Hacedme en todo tan perfecto discípulo, imitador y esclavo de la Sabiduría encarnada, Jesucristo, vuestro Hijo, que por vuestra intercesión llegue, a imitación vuestra, a la plenitud de la perfección sobre la tierra y de gloria en los cielos. Así sea