I. La llamada: Todo el que es de la verdad oye su voz vive en paz.
Para escuchar la voz de Dios, para oir su llamada, nada mejor que empezar por oir su palabra, qué es verdadera, esto es, se cumple: “Entonces me dirigió Yahvé la palabras en estos términos: Antes de haberte formado yo en el vientre, te conocía y antes que nacieses, te tenia consagrado: yo profeta de las naciones te constituí. Yo dije: !Ah Señor Yahvé! Mira que no sé expresarme que soy un muchacho.
Y me dijo Yahvé: No digas, soy un muchacho, pues dónde quiera que yo te envie, irás, y todo lo que te mande dirás. No les tengas miedo, que contigo estoy para salvarte – oráculo de Yahvé – Entonces alargó Yahvé su manó y tocó mi boca. Y me dijo Yahvé: Mira que he puesto mis palabras en tu boca. Desde hoy mismo te doy autoridad sobre las gentes y sobre los reinos, para extripar y destruir, para perder y derrocar, para reconstruir y plantar…..
Por tu parte, te apretarás el cinto, te pondrás firme y les dirás cuanto yo te mande. No desmayes ante ellos, que yo no te haré desmayar; pues, por mi parte, mira que hoy te he convertido en plaza fuerte, en pilar de hierro, en muralla de bronce frente a toda esta tierra, así se trate de los reyes de Judá como de sus jefes, de sus sacerdotes o del pueblo de la tierra. Te harán la guerrra, más no podrán contigo, pues contigo estoy yo -oráculo de Yahvé- para salvarte…
-Oráculo de Yahvé- Yo conozco mis designios sobre ti: designios de prosperidad, no de desgracia, de darte un provenir y una esperanza. Si me buscas de corazón me dejaré encontrar y cambiaré tu suerte”. (Jeremias 1,4-10,17-19 y 29,11-13)
Esta palabra revelada de Dios, nos sirven para hacernos comprender que Dios es el que te conoce antes de que nazcas, eres por tanto amado personalmente antes de nacer. También nos enseñan esos textos que Dios tiene una misión para tí en la sociedad, y que para llevar a cabo esa misión, sea grande o pequeña, te promete no solo su protección sino también tu prosperidad, llega hasta decir que si te dejas guiar por El, cambiará tu suerte. Esto es mucho prometer, sí, pero Dios es fiel a lo que dice y lo cumplirá si tu verdaderamente te empeñas en descubrir la misión que el tiene para ti o lo que es lo mismo, te empeñas en saber para qué naciste y eso te hará feliz. Quién lo garantiza es El.