1.- Apostolado del yo
El apostolado es la acción que se encamina al influjo religioso de los unos sobre los otros. Si la acción es buena, el apostolado es bueno; si es mala, el apostolado es malo.
¿Cómo llamaremos a la acción que se encamina sólo a proporcionarse a sí mismo los provechos de la vida? El apostolado del yo. Un joven piensa sólo en sus estudios, en sus juergas, en sus negocios. Es un apóstol del yo. Así son casi todos los hombres, aunque no lo parezcan.
Los jerifaltes comunistas y socialistas, parecen los apóstoles más cumplidores del mandamiento de Cristo, que ordena amar al prójimo como a sí mismo. Pero buscan sólo su bien personal, como los jerifaltes capitalistas, son apóstoles del yo.
Un hombre de una gran multinacional que sólo aspira a ganar dinero y que se anuncia de mil modos para lograr clientes, se evangeliza a sí mismo.
¿Los pobres?
¿Los trabajadores?
¿Los enfermos?
¿Los tristes?
¿Los hambrientos?
¿Los desnudos?
No existen para él.
Él sería un salvaje, un pagano, un mendigo, un criminal, si no hubieran existido apóstoles que le bautizaron, educaron, enseñaron, formaron profesionalmente. Cree que ha nacido civilizado, rico, cristiano, como por generación espontánea.
No piensa en que Cristo vino al mundo para salvarnos, sus Apóstoles convirtieron una gran parte del mundo: que detrás de ellos vinieron generaciones y generaciones de misioneros, de obispos, de sacerdotes, que han consagrado su vida a evangelizar a los demás. Un universitario que sólo se preocupara de su futura profesión, merecería que ni Dios ni los hombres le ayudasen en la consecución de sus ideales.
Que se quedara sin sus pleitos, si es abogados.
Que se le arruinara la fábrica, si es hombre de negocios
Que se le hundieran los edificios si es arquitecto.
Que le cerrarán la clínica, si es médico.Así entendería lo que es el apostolado del yo. ¡Que yo, sin el apostolado del prójimo, es nada en la vida!