VIII.- EL FIN DE LOS COLEGIOS CATOLICOS
Un colegio de religiosos, ¿qué pretende? ¿Qué finalidad busca una orden o congregación religiosa al abrir un centro educativo de enseñanza? Educar cristianamente; tan sólidamente, que salgan preparados, a ser posible todos, no algunos, para practicando las virtudes cristianas que Dios les exige, practiquen con las dificultades de hoy en la sociedad actual.
En concreto: que lleguen a tener tanto temor de Dios y tal estima de su gracia, que luchen y se esfuercen como buenos soldados de Cristo por conservarla habitualmente en el colegio primero, y con el mismo esfuerzo y denuedo en los años de la vida poscolegial, para ser unos verdaderos apóstoles en el medio social en que Dios los colocare. Esto puede conseguirse y se debe conseguir.
¿Cómo? Por medio de la educación cristiana, que comprende: primero, la instrucción religiosa; segundo, la educación espiritual. Ahora bien, supuesta la instrucción religiosa, tan fácil o difícil de conseguir como si se tratara de otra asignatura cualquiera, queda para la educación espiritual el gran medio, único y eficaz: el de la dirección.
Dirección espiritual que prácticamente se consigue por medio de la confesión y la dirección, tanto en el confesonario como con el trato individual en el aposento, y con
instrucciones colectivas que tiendan principalmente a la formación de la conciencia.