XXI.- APÓSTOLES
Llamamos apóstol, el hombre de la misión, al seglar que consagra su vida al apostolado católico, viviendo en el mundo y ocupando su actividad de un modo total en empresas de acción católica. Actuar personal e individualmente es el primer grado de la acción. Hacer hacer es un modo superior de actuar que multiplica la acción propia por la de aquellos que trabajan por nuestro influjo. Pero el modo de actuación más eficaz de todos es el de los que forman apóstoles. Influir formando un apóstol es influir sobre todos aquellos a los que ha de extenderse la acción de éste.
San Ignacio de Loyola no estuvo en las Indias convirtiendo infieles; pero educó a San Francisco Javier y le espíritu para convertir y bautizar más de un millón de gentiles. El que forma un apóstol influye no sólo por el bien que produce la acción de éste sobre las masas, sino porque todo apóstol tiende a crear nuevos apóstoles. Es, pues, una cadena de influjos, que sólo Dios sabe cuándo termina.
Los apóstoles de los que hablamos aquí, no han de ser sólo religiosos para convertir salvajes, sino seglares para influir en los civilizados. Si no, sucederá lo que ha sucedio, a medida que vamos cristianizando países que no conocen a Dios, se han ido paganizando tierras cristianas. La vida religiosa es de gran sacrificio; pero hecha la renuncia del mundo, tiene tantas ventajas en el orden espiritual y material para consagrarse de lleno al apostolado, que se concibe sea preferida por las almas. Sin embargo, es de tan gran necesidad la formación de seglares, que está Web, Un hombre Una misión, ha nacido para este objetivo, formar lideres seglares.
Esperemos que esta Misión se multiplique cada vez más por su trascendencia; que aun sin votos o vida en común, los seglares consagrados a la acción católica serán cada vez más necesarios. Pero hay que formarlos, a costa de toda clase de sacrificios.
¿Cómo?:
Pues de momento a través de Internet que es el lugar de encuentro de mucha gente, creando esta Web dirigida a todas las personas de talento, con ciertos estudios superiores para que nos puedan entender, y dándoles después una formación humana y religiosa interna.