4.- El dirigente que es religioso

El espíritu no es sólo la piedad, sino el sacrificio. La piedad es la ciencia teológica, muy principal, no tanto como la virtud. El sacrificio, necesarísimo para el conocimiento y uso de los medios de apostolado moderno.

Un seglar puede ser bueno e inteligente y hacer muy poco en su apostolado, si ignora el modo de hacerlo en la sociedad actual. Existen de éstos: virtuosos, inteligentes e inhábiles. Saben doctrina católica, pero no ganarse el corazón de la gente; saben hablar, pero no organizar; saben quejarse del mal en la sociedad, pero no contrarrestarlo con el bueno; saben lamentarse del abuso a los niños, pero no establecer catequesis agradables; saben que se leen y ven muchas perjudiciales para el alma, pero no abren locales que tengan solo buenos libros, juegos, videos y programas de radio o TV. Oratoria, sí, pero, más, sentido práctico; erudición, sí, pero, más, trato humano; oración, sí, pero con creatividad; consuelos de palabra, sí, pero más crear trabajo.

El ateismo, ya sea en su vertiente liberal-capitalista como la comunista, es la gran preocupación de la Iglesia y del mundo, no se combate con la lamentación y el anclarse en el mal menor, sino con la universidad, la prensa, la radio y la TV, los gobernantes católicos, la propiedad bien repartida etc. Interesarse por todo esto, conocerlo, practicarlo cada uno en su esfera, es de una necesidad absoluta. El remedio ha de buscarse en el uso de las mismas armas por parte de los católicos, y en la lucha organizada.

La Legión de la Decencia, fundada por los obispos en Estados Unidos a mediados del Siglo XX para comprometerse a no participar en las cosas inmorales,  costó a las empresas más de diez millones de dólares.  Ése es el camino.

No es necesario que el católico sea locutor de radio, aunque puede serlo, y los hay; pero sí es necesario que contrarresten las influencias enormes de esos medios de propaganda. Todo menos limitarnos a vivir recluidos en nuestros templos.  Se han de formar selectos entre la juventud masculina y femenina; pocos, pero de espíritu, de acción, dóciles y orientados. La fe no esta muerta, sino dormida.