3.- El dirigente formado
Para ser un dirigente formado se necesita ser diestro en ejercitar un conjunto de no brillantes, pero precisas virtudes. Un jefe debe ser padre, maestro, juez, legislador, director, médico, luchador. Unos son padres, pero no maestros; otros jueces, pero no padres; unos son legisladores, pero no dirigen; otros son luchadores, pero no médicos.
Elque manda no necesita ser talento: basta que sea inteligente; no necesita ser sabio: basta que sepa mandar; no necesita ser santo: basta que sea bueno; no necesita ser un Cid: basta que sea valeroso; no necesita ser un Colón: basta que sepa orientar; no ha de ser un Galeno, pero ha de saber medicina y cirugía.
El Estado liberal en el que vivimos se está hundiendo por sobra de charlatanes y falta de directores, por sobra de listos y falta de competentes, por sobra de parientes y falta de padres de la patria, por sobra de leguleyos y falta de legisladores, por sobra de curanderos y falta de cirujanos operadores.
Lección para que aprendamos todos a no gobernar siguiendo las orientaciones del actual sistema político, sino a seguir en todo gobierno las normas del buen juicio, de la experiencia, de la virtud y del valor.
De todo esto falta mucho en nuestro sistema político y cultural, sobre todo cirujanos y luchadores. Faltan jueces-cirujanos, y por eso, con frecuencia, la gente buena esta indefensa ante la gente mala, por eso la gente honrada es perseguida mientras el sinvergüenza goza de todos sus derechos; faltan educadores-cirujanos por eso los profesores acaban claudicando ante los caprichos de los alumnos; faltan directores generales-cirujanos en las oficinas del Estado, Autonomías o Ayuntamientos, y por eso hay funcionarios que no asisten a su oficina y cobran por estar en la oficina; faltan políticos-cirujanos, y por eso surgió el separatismo en España, faltan votantes-cirujanos y por eso los mismos partidos que hunden el sistema siguen en el poder. Nadie cogió el bisturí para cortar y rajar hasta que el cuerpo social se pudrió y murió.
Con una operación dolorosa a tiempo, se hubiera salvado todo; pero no se hizo a tiempo, y ya estamos tarde. Del mismo modo han faltado y faltan y gobernantes valerosos. Y por eso de ordinario, no atacaron; no defendieron; no hicieron frente; condescendieron; no se combatió el liberalismo ateo; se le trató como aliado; no se atacó al marxismo; se le favoreció por miedo, y así, hubo pocos dirigentes formados, cuyo ideal fuera llegar al hombre.
– ¿Quién es el hombre?
Es el sujeto que sabe hacer una cosa bien, llevar un colegio, dirigir un periódico, organizar un sindicato, gobernar una parroquia. No es un comunicador, ni un político, ni un ingenuo: es un juicioso, realista, competente, activo y que quiere entregarse a una empresa para la que tiene vocación natural.
Ése es el hombre. El que debe formarse y hallarse antes de acometer una obra. Generalmente se sigue el proceso contrario: se decide la obra y luego se busca el hombre. Y como muchas veces no se halla, en vez del hombre que hay poner, se pone uno que unas veces sirve y otras no.
Un hombre puede ser un sujeto que tiene alguna cualidad eminente, más o menos útil; o que tiene varias dotes necesarias, corrientes, pero no bastantes, porque falta una o más precisas, o sobran una o varias perjudiciales. Pero ese tipo de hombre puede servir si tiene las principales dotes, aunque no en grado sumo; con los defectos corrientes, pero sin ninguno incompatible con el ejercicio de la autoridad. Esto es lo frecuente y con lo que nos debemos contentar. Y empeñarse en hallar al hombre ideal, sin mácula, un ángel, es renunciar a las empresas, que, por otra parte, son precisas y de gran provecho.
– Además de la técnica y rectitud necesita posición económica
Y, además de posición económica, ideas propias, personalidad, independencia de criterios. La posición ayuda a tener pensamiento propio, pero no es todo. Hay quien tiene muchas cosas y no tiene voluntad, ni personalidad, ni actividad.
– El dirigente formado necesita expedición en los asuntos.
Entre todos los ministros de la historia de la democracia, uno sobre todos nos ha parecido el mejor. El Excelentísimo Señor don Ejecutivo Sin Trámites. ¿Se necesitan veinte millones para la construcción de un puente? Que se entreguen ahora mismo a don Fulano de Tal… ¡Eso es un dirigente! No lo ha habido en el mundo mejor.
– El dirigente ha de formarse siendo joven de talento y católico de acción.
Cualquier gobierno sensato, es decir, cualquier gobierno de alta política, forzosamente habrá de acudir a los hombres relevantes por su inteligencia, su preparación y su espíritu. No se trata del bien común sólo, que se supone buscarse; se trata del bien propio de la situación política, a la que únicamente pueden arraigar, dar prestigio y vida los talentos eminentes, preparados y de rectitud moral.
– Todo jefe ha de tener su programa cuatro cosas sustanciales:
No tener partido propio.
Aceptar bajo su jefatura a todos los hombres decentes.
No echar discursos: hacer cosas.
Oír mucho a todos, menos a los aduladores.
Sancionar a todos, no sólo a los infelices.
No discriminar a las organizaciones católicas frente a otra organizaciones.
No apoyar a la propaganda subvertidora de la buenas costumbres de la sociedad.
No creer en la propia infalibilidad, ni en la propia indefectibilidad. Impulsar la creación de pequeñas y medianas empresas y repartir la propiedad equitativamente.